martes, 22 de septiembre de 2009

La sensibilidad, la puta sensibilidad
don y castigo, belleza y fealdad
Prostituta, histérica y pacata
la maldita sensibilidad

Exagerada y perturbadora
fuego y hielo estomacal
Explosivo vomito de rosas
la maldita sensibilidad

Oculta y alumbradora
Beso de sangre y creatividad
Crudeza atravesando la risa
La maldita (mágica) sensibilidad

sábado, 5 de septiembre de 2009

Admirados, sus alas eran envidiadas y deseadas.
Grandes historias habian sido creadas entorno a esos vuelos; eran musa de artistas cursis y motivo de lagrimas para los falsos estetas.
Al anochecer miles de personas se juntaban a disfrutar del espectaculo de la naturaleza, para regrezar a sus hogares sintiendose testigos de algo kantianamente sublime.
Pajaros transparentes, contorneados de luz colmaban las alturas sirviendo de placebo espiritual de pasivos transeuntes de la vida y estressados oficinistas... pero ellos no eran vistos


martes, 1 de septiembre de 2009

Una cuestion de actitud...

Sin caer en las controvertidas definiciones de lo que es y no es arte, ya que es un debate de dudosa finitud, dada la riqueza de concepciones que nos brinda la modernidad (y que justamente, esta discusión, toma una gran fuerza a raíz del accionar de un artista que expongo más adelante) hay algo que no se puede pasar por alto y es la necesidad de "actitud" artística; además de las ideologías, visiones y sentimientos que se vuelquen en las obras, hay algo que va mas allá de lo tangible y estéticamente analizable. La "actitud", imantada a la "intención" (vista a ésta como la convicción plena del artista en que lo que hace es arte), sin técnica ni teoría, hacen muchas veces a la obra.Es allí, cuando dejamos de lado la pasividad - como artistas buscando un reacción, una devolución, una revolución, como espectadores abriéndonos a la discusión, reflexionando, asintiendo u oponiéndonos-, cuando ahondamos en las inquietudes, es en ese camino que aflora lo verdadero, crecemos, avanzamos como sociedad y nos resistimos a la opresión.El artista Marcel Duchamp, quién con su actitud marco el punto de inflexión del arte moderno, nació en Francia en 1887 y en 1915 se radicó en New York; en 1917 fue elegido como miembro del directorio, jurado, en una gran exposición de arte progresivo para artistas independientes de Manhattan. Duchamp, días antes compró un mingitorio, sí, un orinal, lo firmó con un seudónimo, lo tituló Fuente y lo presentó en ese mismo concurso del que él era miembro.Obviamente dicha obra fue rechazada, quedando demostrado que éste era un tipo de arte que el stablishment, dueños del mismo, claramente no podía tolerar; se disparo una gran disputa entre quienes afirmaban que esto era arte y quienes lo rechazaban de manera rotunda.La actitud de Duchamp es la obra de arte, no es que al mingitorio le haya encontrado valores plásticos, sino justamente lo contrario, un objeto totalmente alejado del universo artístico, por el solo hecho de ser firmado, genero que inclusive durante muchos días reporteros buscaran al misterioso artista, se burlo de los cánones impuestos y de una institución absolutista y cerrada, fue un acto de rebeldía, esta actitud lleva el espíritu del arte verdadero, aquel que intenta romper con las estructuras, que vibra en la búsqueda de un cambio, que no se comporta de manera conformista.Hoy "Fuente" es la obra mas influyente del siglo XX, sin la introducción de este concepto y de este manera de ver el arte, nada seria igual, esta actitud fue punto de inflexión en teorías, movimientos y demas cuestiones referidas al arte… Y es en este punto en que yo hago hincapié en la intencionalidad y actitud, hicieron a un cambio, este es un claro ejemplo de que la rebeldia cuando se hace presente en lugares pro individualismo, elitistas y que apuntan al crecimiento de una cultura de la fragmentación humana siempre es vencedora, por que justamente en ella, en la rebeldía, en la resistencia al desamor es donde se encuentra la magia del arte, la verdadera magia… no hay trucos. El artista es atravesado por ella, por el arte y este arrastra con todo lo que encuentra a su paso y lo vuelca en la obra, que no siempre es tangible o convencional, a veces, como lo vimos con Duchamp es el actuar del artista mas que el objeto físico, pero sea del modo que sea, en ella se plasma el fundamento que hace al artista, y cuando esta intencionalidad de la que hablábamos esta parada sobre las bases de la unidad humana, se logra una conexión con la obra, es casi imperceptible pero es una relación dilectita entre la mente y el alma, intelectual y emocional, y allí, en ese instante obra y espectador son una sola cosa, uno se siente parte de ella y la obra brilla, aquí se da un juego de relaciones muy complejos en el que se “abren” muchas cuestiones personales, y esta dialéctica entre la cabeza y el corazón es la que nos permeabiliza a la obra. Así artista y espectador poseen el mismo aura, la misma intención revolucionaria y el mismo fin unitivo… la obra de arte, como sintaxis de todo este torbellino de relaciones, logra aquello que la cultura posmoderna se empeña en destruir.