
Si, lo acepto, no tengo equilibrio. Me siento saturada, desbordad, vacia, llena, feliz y terriblemente triste... no entiendo nada. Tengo el corazon en mis manos, se derrite y se me va entre los dedos... me duele, y sigo sin entender NADA!
En la opacidad de la continua risa se encuetra alojada, tranquila, pero viva: la crudeza. Ofrezco (codificada) la medula de mi alma... con mis viceras de garante: las pelotudeces cotidianas, mis miedos insuperables, mi inseguridad extrema (disfrazada)y mis pinturas.
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